Paul Winchell, la voz de Gargamel y Tigger que inventó el primer corazón artificial

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AP Photo / Craig Molenhouse (CBS Radio)

Winchell fue uno de los ventrílocuos más famosos de Estados Unidos, prestando su voz en varias películas de Disney y Hanna-Barbera. Además, fue un prolífico inventor, destacando el desarrollo del primer corazón artificial.


Cuando el joven Paul contrajo la polio con tan solo trece años, nadie imaginaba la carrera artística que tenía por delante, incluyendo su colaboración con compañías como la famosísima Disney . Mientras se recuperaba de la enfermedad, descubrió en una revista un kit para aprender lo que se conoce como ventriloquia, el arte de modificar la voz para imitar otras o desarrollar sonidos diferentes.


Aquel joven era Paul Winchell, una de las estrellas más famosas del universo de Hollywood, y con una biografía espectacular que hoy recuperamos. Tras recuperarse de la polio, volvió al colegio y decidió apuntarse a clases para ser oficialmente un ventrílocuo.


Gracias a este aprendizaje, Paul Winchell pudo participar en uno de los concursos que organizaba uno de los programas de radio norteamericanos más famosos de la década de los treinta y cuarenta, el Major Bowes Amateur Hour . Paul Winchell ganó el primer premio con la comedia que había preparado, y pudo comenzar una pequeña gira con el programa, como parte del premio recibido.


Pasaron los años, y a pesar de la afición de Paul por la comedia y la ventriloquia, el neoyorquino soñaba con dedicarse algún día profesionalmente a la medicina. Aunque llegó a ser estudiante de los cursos previos a la entrada en Medicina en la Universidad de Columbia, la crisis económica de la Gran Depresión frustró su carrera como profesional sanitario. Sin embargo, había nacido una de las voces más famosas de Hollywood, y Paul Winchell pudo cumplir sus anhelos de niño.


Para ello creó a los dos muñecos que utilizaría luego en su trabajo como ventrílocuo, a los que llamó Jerry Mahoney y Knucklehead Smiff. Una de las novedades que introdujo Paul Winchell con estas marionetas fue la creación de un efecto visual novedoso para cualquier ventrílocuo: tomar de los hombros a los muñecos para que parecieran más reales al mover los brazos. Paul también creó la figura de Oswald, un muñeco que recordaba al famoso personaje inglés de Humpty Dumpty. Paul Winchell trabajó como ventrílocuo principalmente para programas de la cadena norteamericana NBC.


Su carrera en el mundo del cine y la televisión, lejos de acabar aquí, continuaría. Paul Winchell fue un claro ejemplo de cómo ser innovador en el trabajo, ya que después de sus show de ventriloquia, consiguió hacerse un hueco prestando su voz para varias películas de Disney y Hanna-Barbera. Entre otras, destaca su trabajo siendo la voz de Tigger, el famoso personaje de Winnie the Pooh; Gargamel en los Pitufos o prestando su voz en otras famosas películas como "Los Aristogatos" o "La Dama y el Vagabundo".


Sin embargo, la increíble historia de Paul Winchell no termina aquí. Dado su anhelo juvenil de convertirse en médico, Paul también pudo contribuir al desarrollo de la ciencia. Junto con el Dr. Henry Heimlich desarrolló el primer corazón artificial, que fue patentado en Estados Unidos bajo el número US3097366.


Aunque la Universidad de Utah desarrolló un invento similar por aquella época, la oficina norteamericana de patentes (USPTO) consideró que la invención original pertenecía a Winchell. El corazón desarrollado por Paul Winchell y Henry Heimlich era muy similar al Jarvik-7 , que fue el primer corazón artificial implantado en un ser humano.


Pero la pasión inventora de Paul no termina aquí, sino que durante toda su vida patentó una treintena de inventos, como una maquinilla de afeitar desechable, un mechero que no utilizaba llama o una pluma retráctil, entre otros muchos. Por último, consciente de las condiciones de pobreza y hambre en África, la última contribución de Paul Winchell fue el proyecto Tilapia, con el objetivo de producir masivamente varias especies de peces africanos (denominados genéricamente como "Tilapia"), para así combatir el hambre en aquel continente.


Una biografía sin duda espectacular la de Paul Winchell, un hombre que se reinventó a sí mismo varias veces a lo largo de su vida.












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