Android Wear 2.0 no será suficiente

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Android Wear 2.0 no será suficiente
  • Hemos probado Android Wear 2.0, la nueva versión del sistema operativo para wearables de Google.
  • Sin ser perfecta, es el paso hacia delante que la plataforma necesitaba.
  • Pese a todo, el éxito de la plataforma no está garantizado.

Android Wear fue concebido con el mismo objetivo que la penicilina: combatir una enfermedad. Pero, a diferencia del antibiótico de Fleming, la enfermedad que Android Wear buscaba erradicar era la de los terribles relojes inteligentes que comenzaban a circular por el mercado.

La medicina, afortunadamente, surtió efecto: elevó los niveles de calidad y permitió a Google posicionarse en una de las tendencias más llamativas del futuro (la tecnología corporal). El problema llegó después: la plataforma no mantuvo el ritmo de crecimiento y mejora necesario, quedando completamente estancada. Cuatro factores contribuyeron a ello: la lentitud de Google en identificar las áreas de mejora, la escasez de relojes atractivos, la reducida apuesta en marketing y publicidad y el apoyo casi inexistente por parte de los grandes desarrolladores de aplicaciones y servicios.

Ante esta situación, Google le dio al pause. Meses sin novedades, retrasos en el lanzamiento oficial y un programa beta más extenso de lo habitual. ¿El objetivo? Hacer que Android Wear 2.0, la nueva versión del sistema operativo de Google para dispositivos corporales, genere la tracción necesaria para alcanzar el éxito posterior en el mercado. ¿Lo ha conseguido? En gran parte, sí. Android Wear es ahora un producto más avanzado, sofisticado, inteligente y útil que hace un año, pero aún sigue quedando mucho por hacer.

Más autónomo, más inteligente, mejor

Android Wear 2.0

La mayor novedad de Android Wear es, a su vez, la menos tangible: la autonomía de las aplicaciones. Con esta nueva versión, el usuario puede instalar aplicaciones completas en la memoria del teléfono, pudiendo operar de forma independiente a un smartphone. Justo lo que el público ha reclamado durante años: salir a la calle sin teléfono y hacer tareas básicas desde el propio reloj (escuchar música, responder mensajes, hacer ejercicio físico, responder llamadas de teléfono, etc.).

Asimismo, las aplicaciones ganan tracción: no dependen de una conexión Bluetooth para el intercambio de datos, pueden funcionar más rápido y el desarrollo no depende de su versión complementaria para teléfonos —de hecho, ni siquiera es necesario lanzar una versión complementaria para teléfonos móviles—. Todo esto estimula y simplifica el proceso de desarrollo de aplicaciones para la plataforma, además de mejorar la experiencia en general.

Para disfrutar plenamente de Android Wear 2.0, es casi imprescindible un reloj con 4G LTE. Eso añade una nueva variable: ¿están los usuarios dispuestos a obtener una segunda SIM para su reloj?

No obstante, para disfrutar plenamente de estas características es imprescindible un reloj con conexión 4G LTE —como el recién presentado LG Watch Sport—. En relojes de generaciones anteriores como el Huawei Watch, el sabor de estas novedades es descafeinado debido precisamente a la ausencia de esta conectividad, que limita la autonomía del reloj.

También es necesario estimular el desarrollo de aplicaciones para la plataforma. Runkeeper, Runtastic, AccuWeather y algunas otras ya están disponibles en la Google Play Store para Android Wear (accesible ahora desde el reloj), dando un pequeño adelanto de lo que Android Wear y esta nueva generación de relojes serán capaces de ofrecer cuando ambas partes maduren. Pero, nuevamente, es necesario un trabajo y estímulo continuo. No sería la primera vez que varios desarrolladores presentan software para una nueva versión de la plataforma y acaban descontinuándolo por el escaso interés y adopción.

Una interfaz rediseñada, apuesta total por relojes circulares

Android Wear 2.0

Con la versión 2.0, la plataforma vira de forma casi natural hacia los relojes circulares. El debate entre estos y las alternativas de pantalla cuadrada (como el Apple Watch) es similar a la lucha sobre el formato de las tablets que se vivió en la industria cuando estas llegaron al mercado: ambos cuentan con puntos a favor y puntos en contra.

En el caso de los relojes circulares, su mayor punto a favor es la estética y la invisibilidad. Los relojes tradicionales han sido, en su mayoría, circulares. Llevar un smartwatch con este formato pasa desapercibido y, por lo general, resulta más atractivo. Pero, a nivel funcional, este formato compromete la experiencia de uso: dificulta la lectura de texto, reduce la cantidad de información mostrada de forma simultánea, etc.

La apuesta del ecosistema Android Wear por el formato circular es casi unánime y definitiva. La interfaz ahora aprovecha mejor este formato.

Para contrarrestar la parte negativa de este formato, la nueva versión de Android Wear estrena una nueva interfaz de usuario: aplica material design y optimiza el tamaño de la pantalla. La mejora es bienvenida y mejora sustancialmente cualquier operación con el reloj —especialmente en aquellos que incorporan corona digital, como los LG Watch Style y LG Watch Sport—. Todo, gracias a una mejor distribución de los elementos en la pantalla y simplificación conceptual.

Pese a ello, los relojes inteligentes siguen teniendo una curva de aprendizaje relativamente elevada. No es un problema solo de Android Wear: también lo es de Apple y cualquier otro fabricante que haya decidido adentrarse en el desarrollo de software para relojes inteligentes. El reducido tamaño de pantalla y la dependencia de gestos y otros elementos no visibles son los principales agentes.

La curva de aprendizaje es muy superior a otros dispositivos como el smartphone. Android Wear 2.0 sigue sin ser todo lo intuitivo que debería, aunque es un problema que se extiende a casi toda la industria.

Un ejemplo de esos elementos no visibles es el asistente Google Assistant, presente por primera vez en Android Wear. En el Huawei Watch —y la mayoría de relojes con Android Wear— se activa manteniendo pulsado el botón físico que todos los relojes tienen en su lateral. El funcionamiento es sorprendentemente bueno, aunque solo en inglés es posible extraer su máximo potencial (por el momento).

También funciona a la perfección el nuevo sistema de complicaciones, que son a las esferas lo que los widgets a las pantallas de inicio de Android: muestran información y permiten iniciar operaciones desde la pantalla principal. El usuario, además, puede editar y personalizar las complicaciones —siempre que la esfera lo permita—.

Pagos NFC, respuestas inteligentes y más

Android Wear 2.0

  • Android Pay llega al reloj. En Android Wear 2.0, Google estrena el sistema de pagos Android Pay, que permite pagar en cualquier establecimiento con un terminal de venta compatible (con tecnología NFC en su interior). En España y Latinoamérica, pese al elevado porcentaje de TPVs con NFC, el servicio no está activo, pero su inclusión en la nueva versión asienta el terreno para el inminente escenario en el que sí lo esté.

  • Permisos y control de acceso. Ahora el sistema preguntará antes de otorgar acceso a determinados ficheros o sensores, dando un mayor control sobre qué aplicaciones tienen acceso a qué clase de datos. Esta característica ya está presente en teléfonos móviles y tablets con sistemas operativos Android y iOS, y ahora llega al reloj, que gestiona información tan sensible como los pagos, la ubicación o el ritmo cardíaco.

  • Respuestas inteligentes. Los algoritmos de Google son capaces de interpretar texto de una forma muy potente. La compañía lo ha aplicado a Android Wear y el resultado son las respuestas inteligentes. Cuando recibes un mensaje o notificación, Google sugiere una serie de respuestas generadas de forma automática tras interpretar el texto de la notificación. De esta forma, si recibes un mensaje preguntando ”¿Cuánto tiempo te queda?”, el sistema interpretará el texto y ofrecerá respuestas automáticas como ”Estoy de camino”. De esta forma, Google resuelve uno de los mayores retos de los relojes inteligentes: la introducción de texto.

  • Más métodos de introducción de texto. Teclado en pantalla, swype, voz y reconocimiento de escritura. Los cuatro métodos están presentes en Android Wear. Dependiendo de la situación, unos serán más útiles que otros. Eso sí: la escritura con el teclado, pese a la excelente predicción y autocorrección, resulta compleja en una pantalla reducida; mucho mejor utilizar la voz (en entornos no muy ruidosos) y el modo swype.

Una nueva versión no es suficiente, pero sí un buen comienzo

Android Wear 2.0

Android Wear 2.0 es el paso hacia delante que la base de la plataforma necesitaba. Define un camino, apuesta por campos clave y mejora lo ya existente. Desatar a fabricantes y desarrolladores con la apuesta por la autonomía e independencia del reloj es, junto con la inclusión del potente Google Assistant, el mayor acierto de esta nueva versión.

Pero para alcanzar el éxito, una plataforma necesita mucho más que una base sólida. Android Wear, efectivamente, es un buen punto de partida para ello; pero los mayores retos están aún por llegar: crear relojes inteligentes atractivos, estimular el desarrollo de aplicaciones, detectar los puntos débiles de la plataforma y, en general, crear interés por una categoría de producto que una gran porción del público continúa tildando de innecesaria. Sin una de las partes falla, Android Wear 2.0 será el mismo fracaso que su versiones previas.



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